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viernes, 22 de abril de 2011

El equipo básico del mochilero.


El equipo básico del mochilero

Para los que desean encarar una aventura de mochileros, es necesario conocer los elementos que hacen falta para que la experiencia no sea frustrante.
Salir de viaje siempre es una aventura distinta, conocer diferentes culturas, hermosos paisajes, encontrar todo tipo de gente, sin embargo, irse de viaje como mochilero implica además, adaptarse a vivir con costumbres poco habituales, pero la hazaña es inexplicable.

La Mochila

Lo ideal es una mochila de armazón interna con barras de aluminio en la espalda, esto servirá para dirigir el peso directamente a nuestras piernas.
Normalmente estas son placas que recorren la mochila por dentro, desde arriba hacia abajo, y se encuentran cercanas al respaldo. No son placas rectas, sino que siguen la forma de columna en forma de “S”.
Estas placas conducen el peso hacia el área de la cintura, donde el cinturón recibe el peso y efectúa la transferencia hacia las piernas. Ningún mochilero debería llevar una mochila sin cinturón. El cinturón debe ser acolchado, algunos permiten colgar de ellos algunos elementos que se necesitan durante una caminata, como una linterna o un cortapluma o cámara de fotos.
Los tirantes de los hombros deben ser anchos, para distribuir la presión sobre la piel en un área más ancha. Lo ideal son los tirantes que tienen una curva preestablecida de fábrica y son ajustables.
Otra parte a tener en cuenta al momento de comprar una mochila es el panel dorsal. Debe ser acolchado. También hay que chequear que la mochila tenga correas de sujeción para bolsas de dormir y/o aislantes.
Muy importante es también fijarse que la mochila tenga dos pisos o compartimentos a los que se pueda acceder independientemente. La separación entre los dos pisos evita que las cosas del compartimento superior ejerzan peso sobre las del inferior, se puede cancelar con un cierre, para el caso en que llevemos objetos largos. Algunas mochilas traen un cierre lateral que permite acceder a cualquier parte de la mochila sin desarmarla.

Los bolsillos: Siempre son preferibles los bolsillos anatómicos expandibles, esos que sólo se dejan notar si
 están cargados y que si no no sobresalen del cuerpo principal de la mochila. Los bolsillos externos al estar menos integrados al cuerpo principal de la mochila reparten el peso menos eficientemente, sobre todo al estar cargados. Además, si situamos allí objetos delicados como la brújula, etc, están más expuestos que en otros sitios.
Corroborar que la cabeza de la mochila tenga al menos un cierre, son útiles para guardar mapas, guías de viaje, libros, etc. En muchos casos la cabeza de la mochila se desengancha y sirve alternativamente como riñonera.
Muchas mochilas vienen con un cubre mochila impermeable para los días de lluvia, que se despliega desde un cierre detrás de la cabeza. Son importantes, ya que evitan que el agua llegue a los papeles del viaje (mapas, pasaportes, visas, dinero, libros, folletos, notas de viaje).

Distribución y armado: Lo más pesado debe ir pegado a la espalda y más cercano a las piernas. La carpa, idealmente, si es pequeña, puede caber en el compartimento inferior. Si no puede ir colgando de las correas de sujeción inferiores.
Finalmente, hay que considerar si no se necesita una segunda
mochila, lo que se llama Mochila de ataque o “day pack”. Estas mochilas andan por los 30 lts. y bien pueden llevarse desarmadas en la mochila y usarse para excursiones una vez que se hizo base y se dejó la mochila grande en un sitio seguro, o bien se lleva cargada en el frente. Esto último es aconsejable cuando se lleva algún equipo de fotografía o una computadora portátil, y que no se quiera apilar con las demás cosas en la mochila grande.

Bolsa de dormir

Hay bolsas de dormir de 2 estaciones (primavera/verano), de 3 estaciones y de 4 estaciones. Las de tres estaciones son aptas ya para el invierno. Las de cuatro deberían soportar inculso temperaturas casi polares. A su vez, su capacidad térmica se mide en grados centígrados.
Conviene si es posible conseguir una bolsa abrigada, de tres estaciones, ya que siempre se puede regular hacia abajo (quitarnos ropa, dormir con la bolsa abierta) más fácil de lo que se puede regular hacia arriba. Una buena bolsa de dormir tiene capucha.
Algunos llaman a estas “bolsas tipo momia”. En cuanto al peso una buena bolsa de dormir no llega a los 2 kgs. Se aconseja guardar las bolsas de dormir extendidas cuando no se usan: de otra manera las fibras se comprimen demasiado y pierden su cualidad aislante.

Carpa

Hay varios tipos de carpa, y esto es importante a la hora de elegir. Las carpas más populares son las de tipo iglú, cuyo sostén consta de dos varillas plegables deslizadas en cruz y arqueadas de manera de dar altura a la tienda y apoyo a todo el conjunto. Las carpas iglú son más livianas y más estables. Todo mochilero hoy día lleva prácticamente una de estas.
Otro tipo de carpas son las geodésicas. En ellas las varillas son regulables y esto permite buscar la forma más adecuada a una situación ambiental particular.
Otro tipo de carpa de la que podemos sentir hablar son las carpas con mangas. En estas, no se entra directamente a la carpa, sino que se entra a un pasillo, o manga, que lleva, tras abrir otro cierre, al compartimento central de la carpa.
La idea es bloquear lo más posible el flujo de aire frío hacia el interior de la carpa. Lo ideal son las carpas iglús. Por lo general, es preferible dormir apretado que cargar con una carpa muy pesada.
Los iglús vienen en distintos modelos, según la cantidad de personas que pueden dormir en ellos. Así tenemos “iglúes de 2”, “iglúes de 3” y de 4.
La ventilación es un factor a tener en cuenta. Las carpas modernas vienen casi siempre cubiertas de una malla simple, que evita la condensación del calor humano. Lo bueno es que en climas cálidos se retira el cubretecho. Las carpas en sí no ofrecen mayor o menor protección frente al frío. En lo que sí se pueden diferenciar es en su mayor o menor ventilación.

Consejos básicos: Armar la carpa sobre un terreno nivelado. Retirar piedras, ramas y otros objetos con
anterioridad. Si hay vegetación cerca podemos formar una capa de hojas sobre el sitio donde acampar para mayor comodidad. Buscar zonas altas, o cavar canales alrededor de la carpa.

Vajilla

Con plato, taza, ollita (que también sirve de pava), cuchillo, tenedor y cuchara es suficiente. Después estaría lo ideal.
Lo ideal es conseguir una marmita. Una marmita es un set de elementos de cocina que se meten unos dentro de otros, de manera que en un paquete de 30cm de diámetro por 10 de alto caben ollas (varias), plato, sartén y pava. El material es de teflón, que tiene la ventaja que la comida no se pega. Pero también requiere un cuidado excesivo ya que si las ollas se rayan, ya no pueden usarse. Mejor el aluminio.
También es casi indispensable un abrelatas, pero para ahorrar peso conviene tener una cortaplumas que lo incluya en sus usos y no llevar uno aparte.

De vaso se puede usar la tapa del termo. Otra opción bien son los pequeños vasos térmicos metálicos con tapa que conservan el calor.
En esta categoría también se puede incluir a los elementos necesarios para hacer fuego: fósforos o encendedor.

Ropa

Un buen número es tres mudas una puesta y dos en la mochila. Luego un pantalón largo y uno corto. Un buzo o pullover y una campera. Ahora, si podemos elegir o disponemos de un presupuesto, podemos hacernos de un mejor equipo y buscar la manera de que cada item contribuya a una mayor comodidad durante el viaje.
Empecemos por el pantalón. Lo ideal son pantalones tipo cargo, que son esos que tienen grandes bolsillos a los lados e incluso un par de cierres. La ventaja es la capacidad de manejo simultaneo de objetos: billetera, mapas, etc.
Estos pantalones a veces vienen desmontables, la parte de la rodilla para abajo se desmonta con un cierre. Lo bueno de esto es que cuando hace calor tenemos un pantalón corto, y no tenemos que cargar con él en la mochila porque tenemos 2 en 1. Sobre todo si va a haber mucha lluvia o nieve, conviene, o llevar un pantalón de nieve de alguna fibra sintética o de nylon, o recurrir a una combinación de pantalón de microfibra y una calza de polipropileno debajo.
En cuanto a la parte superior, llevar un buzo de polar para el frío.
La ropa interior, si nos vamos al frío, debe ser de capilene, seda o lana, y las medias también de lana. El algodón no se recomienda, cuando se transpira se pone frío.
Guantes y gorro son indispensables para el frío, ya que hasta el 75% del calor corporal se pierde por las extremidades. La lana es buen material, el polar mejor, y algunas fibras sintéticas impermeables mejor aún. Los guantes deben ser impermeables si pensamos ir a un lugar frío y lluvioso.
Para el caso contrario, indispensable una gorra tipo de béisbol para protegerse del sol, o mejor aún un sombrero de ala ancha, que le da sombra a toda la cabeza.

La campera. Una buena opción es una campera con relleno de pluma de ganso que es sumamente aislante y se compacta para meterse en la mochila. Ahora, supongamos que vamos a hacer muchos viajes es recomendable una campera desmontable. Estas camperas son dos camperas en una.

Calzado

Antes de comprar un par de botas tenemos que pensar en el tipo de viaje que tenemos en mente. Si vamos a efectuar excursiones cortas, por terrenos llanos y en condiciones climáticas nornales, entonces necesitaremos un par de botas livianas y cómodas. Si estamos pensando en caminar varios días con una mochila cargada a cuestas y a veces por terrenos donde no hay senderos marcados, hay que pensar en botas reforzadas, con materiales más rígidos y durables.
Según los materiales utilizados variarán el peso, la permeabilidad y durabilidad de la bota. Se dividen en tres clases. Las botas con malla de nylon y cuero base están diseñadas para pesar poco y ser permeables a la transpiración. Otras botas son de cuero de capa completa y son muy permeables al agua, durables y firmes. No permiten la ventilación como el nylon. Por último, hay diversas barreras a prueba de agua, que se le agregan a botas livianas para aumentar su resistencia al agua. Si se cuidan correctamente son las más duraderas de las tres.
Entonces, los criterios a tener en cuenta son: la respirabilidad de la bota (evita que mantengamos el pie húmedo mucho tiempo), resistencia al agua (nos referimos a charcos, lluvias o el simple rocío del pasto. Si el nivel del agua no pasa la cania se pueden cruzar pequenios arroyos) y durabilidad y firmeza (poder utilizar las botas por largo tiempo y que el calzado mismo ayude a la persona a sostenerse en el terreno, aún con una mochila a cuestas)

Las costuras: Mientras más costuras tenga la bota, más posibiliades de filtraciones y de fracturas en la cubierta hay.
Es buena idea llevar unas sandalias para descansar los pies cuando el clima lo permita.

Elementos de limpieza e higiene

Acá hay que abarcar varias cuestiones. La higiene personal, el lavado de ropa y el lavado de vajilla. Respecto de la higiene personal, cada uno más o menos sabe: shampoo, jabón, cepillo dental y pasta.
Para el lavado de la ropa, una pieza de jabón blanco servirá tanto para la ropa como para la vajilla. Un cepillo de uñas para fregar la ropa vendrá bien para la ropa como para la higiene personal.
Para el lavado de vajilla; el jabón blanco de la ropa y un trozo de esponja.
La Toalla, lo más liviano y pequeño es llevar un pareo, que es una especie de tela muy finita que se suele usar para la playa o para ir de picnic.

Y jamás olvidar el Botiquín de primeros auxilios…
Como preparar el botiquín haz clic AQUÍ.

viernes, 4 de marzo de 2011

Supervivencia deportiva y supervivencia real.


Teoría y psicología de la supervivencia.
 
La supervivencia deportiva es un deporte de aventura con múltiples facetas, ya que requiere conocimientos de técnicas de variadas disciplinas (orientación, escalada...) y del medio (botánica, meteorología...) que nos permitan desenvolvernos en la naturaleza, reconocer y aprovechar sus recursos y evitar sus peligros. La práctica de este deporte fortalece el cuerpo y la mente y aumenta la seguridad en nosotros mismos, nuestra capacidad de improvisación, de lucha por la existencia y nos prepara para una situación de supervivencia real. Sin embargo, la mayoría de nosotros jamás tendremos que enfrentarnos a tales circunstancias, pensaréis. Es cierto que no necesitaremos comer grillos ni dormir en un refugio improvisado, pero los beneficios psicológicos que proporciona nos ayudarán a enfrentarnos a la lucha por la vida en nuestra sociedad consumista depredadora. Por otro lado, cualquiera que practique montañismo puede verse incomunicado en medio de ninguna parte por un brusco cambio de tiempo, los trekkings a zonas salvajes y apartadas están cada vez más de moda, con el riesgo de perderse o tener un accidente, aunque sea mínimo, siempre presente, y millones de personas viven en zonas con peligro de inundaciones o terremotos. Incluso en la era de las telecomunicaciones, cuando todo el globo terrestre está fotografiado y cartografiado, existen zonas salvajes a las que nuestra civilización no ha llegado y en las cuales no tendremos dónde enchufar el microondas ni podremos dormir en un colchón Flex. Pero no nos engañemos, nadie está totalmente preparado para enfrentarse al violento choque mental y emocional que supone encontrarse abandonado y solo en un lugar remoto. Las técnicas de supervivencia nos ayudarán a vencer al medio, pero el peor enemigo está dentro de nosotros: pánico, soledad, desesperación..., y para vencerlo hay que conocer cómo funciona.
El poder está en la voluntad
Debemos tener en cuenta que una situación de supervivencia es una prueba de resistencia. Y en este tipo de pruebas el músculo que jamás debe fallar es la voluntad. Voluntad de vencer, voluntad de sobrevivir, este es el factor más importante. Al final todo se reduce a una actitud psicológica fuerte que nos permita enfrentarnos sin desfallecer a la desesperación, la angustia, el tedio, el dolor, el hambre, la fatiga... Si no estamos mentalmente preparados para enfrentarnos con lo peor tendremos pocas posibilidades de sobrevivir.
Aliado y enemigo: miedo y pánico
Es imposible no sentir miedo cuando uno se encuentra aislado y perdido lejos de la civilización. El miedo es una reacción natural de todos los animales frente a elementos hostiles, una descarga de hormonas en la sangre que agudiza los sentidos y prepara el cuerpo para luchar o huir. En este sentido, el miedo es, sin duda, beneficioso. La cara oscura del miedo es el pánico. El miedo descontrolado e irracional. Jamás debemos caer en él. El pánico es destructivo, conduce a la desesperación, impide analizar la situación con claridad y tomar decisiones positivas. Conocer las técnicas de supervivencia inspira confianza y es un paso muy importante para evitar sucumbir al pánico. Por otro lado, debemos concentrar nuestro pensamiento en el análisis de la situación y las tareas que debemos realizar para aumentar nuestras probabilidades de supervivencia, y eliminar de inmediato cualquier pensamiento autocompasivo, o de desesperación.
Los enemigos silenciosos: soledad y tedio
La soledad y el tedio llegan de forma gradual una vez que el individuo, realizadas las tareas inmediatas, se sienta a esperar y la mente comienza a divagar y a jugarnos malas pasadas. Con ellas aumenta la depresión y disminuye la voluntad de sobrevivir. Se combaten de la misma manera que el miedo y el pánico: manteniendo la mente ocupada. Siempre existen tareas que realizar para aumentar las probabilidades de ser rescatado (preparar fogatas, señales...) o simplemente para estar más cómodos (construir un refugio... ). Analícense los peligros o emergencias que nos pueden sobrevenir y prepárense planes para afrontarlos. Es buena idea elaborar un programa de actividades que nos imponga disciplina al cuerpo y la mente y llevar un diario. Y si ves que ya no se te ocurre nada que hacer y que tu mente comienza a desobedecerte hundiéndose en le desesperación, corta unas flores y haz un mosaico en el suelo con ellas. Cualquier cosa en buena con tal de que nuestra mente y nuestra actitud no zozobre.
La mejor arma: estar preparados
Indudablemente, nadie espera encontrarse en una situación de este tipo, pero si viajamos por zonas deshabitadas o en avioneta o por mar, el riesgo, aunque sea mínimo, siempre está presente. La regla principal que todo el mundo debe seguir es informar a alguien de cual va a ser nuestro itinerario. De esta manera aumentan nuestras posibilidades de ser rescatados con brevedad. Llevar un equipo de supervivencia en nuestra mochila, un manual de supervivencia y conocer las técnicas que nos ayudarán a sobrevivir proporciona una gran fuerza psicológica. Por otro lado, una vez extraviados, siempre hay que prepararse para el supuesto de que pasaremos un largo periodo de tiempo en el que tendremos que seguir vivos, incluso aunque hayamos informado de nuestra ruta. Normalmente es mejor permanecer al lado del vehículo accidentado. Si nos alejamos de la ruta que habíamos trazado para nuestro viaje tendrán más dificultades para rescatarnos. No debemos olvidar que el momento más duro será cuando el avión o el barco se aproxime a nosotros y pase de largo. Supondrá una dura prueba psicológica; la desesperación y el abatimiento en estos casos son naturales, pero debemos luchar contra ellos y pensar que ya pasará otro. Si nos están buscando, antes o después volverán. La preparación física también es importante. Lógicamente tendrá mas posibilidades de sobrevivir quien está en buena forma que quien no. Pero el riesgo no se encuentra en estar en baja forma, si no en ignorarlo. Debemos valorar nuestra fuerza y resistencia de forma realista, sin dejarnos influir por las marcas de nuestra juventud. Hay que tener la sensatez de adecuar nuestras actividades a lo que somos capaces de hacer. Acometer empresas que luego no podremos terminar sólo sirve para derrochar una energía muy valiosa y que nos invada la desesperación.
Cómo actuar
Tener un plan de acción aumenta nuestra confianza y mantiene nuestra mente ocupada. Los siguientes puntos pueden ayudarnos a elaborarlo.
1.- Análisis de la situación: Se debe analizar la situación para organizar un plan. Quizá hay heridos, o me amenaza algún peligro. Tener agua y alimentos es importante, igual que poder obtenerlos por los alrededores. A la hora de trazar un plan hay que establecer prioridades. Hay que tener en cuenta los peligros del entorno y cómo evitarlos. En ocasiones, dependiendo de cada situación concreta, habrá que alterar el orden de las prioridades o sustituir unas por otras. Por ejemplo:
-Prestar primeros auxilios
-Preparar las señales
-Abastecerse de agua
-Procurarse un refugio
-Abastecerse de comida
-Prepararse para desplazarse (normalmente suele ser mejor permanecer al lado del vehículo accidentado)
Es útil preparar un inventario del material, el agua y la comida de la que disponemos y prepararnos para abastecernos por nuestros propios medios de estos últimos antes de que se agoten las reservas.
2.- No tener prisa: Salvo en los casos de urgencia médica, la conservación de nuestra energía es un factor más importante que el tiempo. Por otro lado, el agotamiento por una actividad física sin un objetivo preciso provoca una situación de desamparo que socava nuestra moral. Por ello, todo lo que hagamos tiene que responder a un plan y un objetivo preciso.
3.- Recordar dónde te encuentras: Probablemente tendremos que alejarnos del lugar del accidente o de nuestra base o refugio para explorar los alrededores. En estos casos hay que tomarse un tiempo en analizar los rasgos del paisaje y hacer un mapa mental del lugar. Debemos marcar el camino para poder volver sobre nuestros pasos y no perdernos, pues el golpe psicológico que provoca esta situación es durísimo.
4.- Dominar el miedo y el pánico: Hay que mantener la mente ocupada con estas medidas. Debemos ser optimistas y confiar en ser rescatados, pero también debemos prepararnos para afrontar futuros problemas.
5.- Improvisa: En una situación de supervivencia siempre hay algo que hacer. Utilizar nuestra inventiva y creatividad aumenta nuestra confianza
6.- Valora tu vida: Si perdemos la voluntad de sobrevivir, el deseo de mantenernos con vida, el conocimiento de estas técnicas es inutil. No debemos correr riesgos innecesarios que puedan provocarnos un accidente.
Circunstancias personales
Las personas que emprendan viajes, especialmente si van a zonas alejadas o peligrosas, deben tener en cuenta sus necesidades personales. Diabéticos, alérgicos etc. deben incluir sus medicamentos en el equipaje. También deberían llevar unas gafas de repuesto quienes las necesiten. Cada uno debe conocer sus circunstancias y prepararse para afrontarlas. 

jueves, 13 de enero de 2011

SUPERVIVENCIA EN NIEVE


Teoría de la Supervivencia

¿Qué es la supervivencia?
La palabra se asocia a menudo con actividades ramboides olvidando que los indios, esquimales o bosquimanos existían mucho antes que los Marines o los Boinas Verdes y han sobrevivido (y prosperado) en los lugares más hostiles de la Tierra.





 
Existen dos tipos de supervivencia: la provocada (deportiva) y la real. La supervivencia deportiva es un deporte aventura multifacetico que requiere de conocimientos de variadas disciplinas (orientación, escalada, etc.) y del medio ambiente (botánica, meteorología, etc.) que nos permiten desenvolvernos en la naturaleza, reconocer y
aprovechar recursos y evitar peligros.
La practica fortalece el cuerpo y la mente, aumenta nuestra seguridad y autoconfianza, nuestra capacidad de improvisación y nos prepara para una situación de real emergencia.
Cualquiera que practique montañismo puede verse incomunicado en medio de ninguna parte por un brusco cambio de tiempo, los trekkings a zonas salvajes y apartadas están cada vez más de moda, con el riesgo de perderse o tener un accidente, aunque sea mínimo, siempre presente, y millones de personas viven en zonas con peligro de inundaciones o terremotos.
Las técnicas de supervivencia nos ayudarán a vencer al medio, pero el peor enemigo está dentro de nosotros: pánico, soledad, desesperación..., y para vencerlo hay que conocer cómo funciona.

El poder está en la voluntad
Debemos tener en cuenta que una situación de supervivencia es una prueba de resistencia. Y en este tipo de pruebas el músculo que jamás debe fallar es la voluntad. Voluntad de vencer, voluntad de sobrevivir, este es el factor más importante. Al final todo se reduce a una actitud psicológica fuerte que nos permita enfrentarnos sin desfallecer a la desesperación, la angustia, el tedio, el dolor, el hambre, la fatiga... Si no estamos mentalmente preparados para enfrentarnos con lo peor tendremos pocas posibilidades de sobrevivir. 

Aliado y enemigo: miedo y pánico
Es imposible no sentir miedo cuando uno se encuentra aislado y perdido lejos de la civilización.
El miedo es una reacción natural de todos los animales frente a elementos hostiles, una descarga de hormonas en la sangre que agudiza los sentidos y prepara el cuerpo para luchar o huir. En este sentido, el miedo es, sin duda, beneficioso. La cara oscura del miedo es el pánico.
El miedo descontrolado e irracional.
El pánico es destructivo, conduce a la desesperación, impide analizar la situación con claridad y tomar decisiones positivas.
Conocer las técnicas de supervivencia inspira confianza y es un paso muy importante para evitar sucumbir al pánico.

Los enemigos silenciosos: soledad y tedio
La soledad y el tedio llegan de forma gradual una vez que el individuo, realizadas las tareas inmediatas, se sienta a esperar y la mente comienza a divagar y a jugarnos malas pasadas.
Con ellas aumenta la depresión y disminuye la voluntad de sobrevivir. Se combaten de la misma manera que el miedo y el pánico: manteniendo la mente ocupada. La mejor arma: estar preparados La regla principal que todo el mundo debe seguir es informar a alguien de cual va a ser nuestro itinerario. De esta manera aumentan nuestras posibilidades de ser rescatados con brevedad.
Llevar un equipo de supervivencia en nuestra mochila y conocer las técnicas que nos ayudarán a sobrevivir proporciona una gran fuerza psicológica.
La preparación física también es importante. Pero el riesgo no se encuentra en estar en mala forma, si no en ignorarlo. Debemos valorar nuestra fuerza y resistencia de forma realista.

El ABC de sobrevivir.
Revisaremos 2 métodos mnemotécnicos para elaborar una secuencia de procedimientos a seguir en una situación de supervivencia:

STOP!

S (sit down). Siéntate. Tranquilízate, respira profundo, no te dejes dominar por el pánico; asume que estas en una situación de riesgo.

T (think). Piensa. Analiza y valora la situación y los medios que posees para enfrentarla, antes de emprender cualquier acción.

O (observe). Observa. Abre los ojos y la mente hacia el exterior. Revisa los detalles del terreno, Busca en los alrededores materiales que te puedan servir, manténte alerta al clima, etc.

P (plan). Planifica. Después de sentarte, analizar, y observar el entorno, ya estas listo para planear que hacer.
PLAN!

P (protección). Habiendo evaluado la situación (STOP!) nos movilizamos, alejándonos de peligros potenciales y construimos el refugio más adecuado a la situación.

L (Localización). Destacamos nuestra posición actual y futura por medio de señales visuales, audibles, radiales, etc., que eviten demoras en ser localizados y así no prolongar nuestra permanencia en una situación que pueda agravarse con el tiempo (Ley de Murphy).

A (Abastecimiento). Ya construido el refugio, hay que resolver el ABC básico: hay que proveerse de Agua, Bastimento (comida) y Combustible. Saber cómo y dónde obtener agua es fundamental, así como conocer las técnicas de potabilización. La provisión de alimentos animales y vegetales se ubica en segundo lugar. El abastecimiento se completa con el acopio de combustible y materiales para señalización.

N (navegación). Si no hay forma de rescate o evacuación por medio de terceros, y la permanencia se hace dificultosa, hay que tomar la decisión de abandonar el lugar, sin perdernos, por lo que es indispensable conocer algo de navegación terrestre por estima y la señalización regular de nuestra dirección de marcha.

El mundo que nos rodea.
El hielo y la nieve son materiales dúctiles, quizás los más variables de todos los que encontramos en la naturaleza y se encuentran en las montañas, donde para peor, reinan condiciones atmosféricas incontrolables e inconstantes.
Ante tan deprimente panorama, el montañero necesita conocer su entorno y las variables que pueden ocurrir bajo cualquier circunstancia.

Accidentes geográficos.

Filos, aristas y cornisas.
Cuando Febo brilla y Eolo duerme, los filos (aristas, crestas) son el mejor sitio para avanzar por las montañas. Es un sendero claro, con grandes panorámicas de observación. Pero con nieve, mal tiempo o viento, son un terreno muy hostil y peligroso.
La cornisa, quizás el verdadero peligro al escalar una arista cubierta de nieve, es la pestaña de nieve vertical que cubre el lado sotavento de una cresta; esta pestaña sobresale, porque el viento acumula cada vez más nieve, que después cae por su propio peso. La línea de ruptura, generalmente sigue la inclinación de la pendiente sobre la que se apoya la cornisa y no una línea vertical.

Canaletas.
Aquellas profundas y oscuras hendiduras en las montañas conocidas como canaletas (colouirs) son a menudo la vía de ascenso más obvia. Generalmente tienen menos inclinación que las paredes que los encierran y parecen ser una vía más fácil.
Lo malo es que es la vía preferida de todo lo que cae (piedras, bloques de hielo y nieve y aludes); aparte, implica encontrar roca quebradiza y suelta (por algo se formó la canaleta) La parte más segura para escalar será la rimaya lateral, una especie de grieta situada a los extremos del canal, donde la nieve o el hielo se funden por la proximidad de las rocas.

Pendientes de Nieve
Esas grandes extensiones de nieve que cubren algunas caras de las montañas se ven fáciles y parejas para avanzar sobre ellas. La formula para que esto sea así de fácil es mezcla de tiempo sereno y frío, hora del día (muy temprano, antes de amanecer incluso) y la velocidad con la que avancemos (lo más rápido que podamos)
Uno de los peores peligros de las pendientes de nieve son las avalanchas, de las que hablaremos luego.

Glaciares.
Caminar sobre glaciares es una parte esencial del montañismo. En verano o en las partes más bajas de los glaciares, estos se presentan “secos”- o sea con el hielo (y las grietas) al desnudopero en las partes mas altas y sobre todo en invierno, el hielo esta permanentemente cubierto de nieve en diferentes estados, que enmascara las grietas.
En el centro del glaciar, por lo general hay menos grietas, así como en las curvas, el límite externo estará más agrietado que el límite interno.
La estabilidad de los seracs esta determinada por el movimiento lateral del glaciar y no por el calor o la hora del día, por lo que pueden caer a cualquier hora ya sea de día o de noche.

La teoría de la nieve
La nieve cae en forma de millones de diminutos cristales que se acumulan en el suelo en forma de capas.
Tan pronto como los copos caen al suelo comienza un proceso de transformación conocido como metamorfismo. Los cristales se rompen, se redondean y se transforman en una masa globular.
Este proceso ocurre desde que el copo cae al suelo hasta que se derrite.

Metamorfismo destructivo.
El vapor de agua avanza desde el exterior hacia el centro del cristal( Sublimación), y sumado al efecto del viento y del peso de la nieve, comprimen los cristales que se hacen más pequeños y densos. Así la nieve reduce un cuarto de su volumen en unos pocos días, sin que nada se derrita.
Este proceso tiene como resultado un aumento de la cohesión interna de las capas de nieve.

Metamorfismo constructivo.
El vapor de agua sube desde las capas inferiores del manto de nieve, las que cambian su estructura quedando más inestables, hasta las capas superiores del manto, congelándolas y transformando sus cristales en grandes masas cupuliformes, con muy poca cohesión interna.
Con temperaturas muy frías, se forma escarcha de profundidad y con altas temperaturas del suelo (como en las primeras nevadas de otoño-invierno), se produce el deshielo de la última capa, impregnando de humedad las capas restantes (nieve podrida).
Con viento o temperaturas muy frías, la capa superficial se cristaliza (sastrugi o nieve acartonada) este proceso crea un peligro inminente de avalanchas.

Avalanchas
Empecemos por saber los tipos de avalanchas que existen:
· Avalanchas en placa: se inician por una falla en la zona profunda del manto de nieve, provocando la formación de un bloque de nieve, normalmente de una forma aproximadamente rectangular, que es totalmente cortado del manto de nieve por líneas de fractura que se propagan en la nieve.
· Avalanchas de nieve suelta: comienzan en o cerca de la superficie, y normalmente interviene sólo nieve de superficie o cercana a ella. Estas se inician en una zona localizada o puntual y se van extendiendo según descienden por la pendiente, dando origen a un modelo triangular.
· Las avalanchas de nieve húmeda ( que ocurren generalmente en primavera) se desencadenan normalmente por fuerte fusión debida al calentamiento por el sol o la lluvia sobre el manto nivoso.

Las estrategias a saber
Como estrategia de supervivencia cuando se es atrapado por una avalancha es conveniente saber:
· Durante el movimiento inicial: intentar escapar al costado antes de ser atrapado; llamar la atención de la gente; Intentar permanecer cabeza arriba y cerca de la superficie ( con movimientos natatorios y pataleos) e intentar evitar que entre nieve entre boca y nariz.
· Durante la desaceleración: darse un empujón hacia arriba justo antes de que la nieve se detenga. Si es posible, hacerse una cámara de aire frente a la cara e intentar empujar un brazo hacia la superficie.
· Después que el movimiento ha cesado: intentar salir por uno mismo; dar gritos cuando oigas a los rescatadores cerca; Ahorrar oxígeno, no revolverse desesperadamente.

Hay más riesgo de avalanchas cuando:

1. Nieve nueva en combinación con viento ( formación de cornisas)

2. Aumentos de temperatura rápidos y marcados.

3. Capa de nieve “débil” o podrida presente en el manto níveo.

4. El primer día de sol después de una nevada.
Un aumento de la presión sobre el manto suele ser el agente causal del desprendimiento. Por
ello es importante cruzar las zonas de peligro individualmente.

Equipamiento.
Formas de combatir el frío.
Uno de los grandes problemas del montañismo invernal es mantenernos secos y abrigados.
Andar, escalar o esquiar nos mantendrán calientes, pero en cuanto nos paremos a descansar nos enfriaremos bastante rápido.

Perdidas de calor
· Por convección. El viento roba nuestro calor corporal porque remueve la pequeña capa de aire caliente e inmóvil que nos rodea.
La sensación térmica (temperatura efectiva) puede bajar hasta en 5ºC por cada 5 m/s de aumento en la velocidad del viento.
· Por radiación. Cada centímetro de piel descubierto irradia calor corporal que se pierde, sobre todo en la cabeza y las manos.
La cabeza pierde entre el 50 y el 75% del calor generado por el cuerpo a temperaturas ambientales de entre 5º a –15º C.
· Por evaporación. El sudor o la humedad que se filtra por la ropa se evapora intercambiando calor con la atmósfera.
· Por respiración. El aire frío inspirado debe ser calentado y humedecido antes de entrar a los pulmones; luego, al espirar este aire caliente se pierde.
· Por conducción. Al tocar objetos fríos o sentarse en la nieve o rocas heladas, hay intercambio de calor, para igualar temperaturas entre nuestro cuerpo y el objeto.
El sistema de capas
En general, lo que digamos de la ropa está íntimamente relacionado con el tiempo; en invierno nos ponemos y llevamos más ropa que en el verano. El secreto es llevar la mínima necesaria para la protección y la seguridad.
La ropa forma capas aislantes que retienen el aire calentado por el cuerpo e impiden que se pierda, formando un microclima personal a nuestro alrededor.

1. Capa de transmisión. Transmite la humedad desde la superficie de nuestro cuerpo al exterior, rápida y efectivamente, sin absorber humedad internamente, por lo que no pierden sus propias condiciones aislantes.
Ejemplos son: Lana, polipropileno, oleofinas (Thermax), Capilene.

2. Capa aislante. Es la que nos mantiene abrigados porque es donde se forman y mantienen la o las capas de aire caliente e inmóvil.
Ejemplos son: Polartex, Lana, Quallofill, Thinsulate, Pluma.

3. Capa de protección. Protege las capas interiores de los fenómenos meteorológicos (lluvia, viento y nieve)
Ejemplos son: Nylon, PTFE (Goretex, Simpatex, Hypora), Entrant, Ultrex

Peligros ambientales.
En las zonas frías, la primera necesidad es protegerse del frío. Se consigue desde tres frentes:
ropa, refugio y fuego.
Analicemos algunos peligros que nos acechan, como reconocerlos y tratarlos.

Hipotermia.
Es un descenso de la temperatura corporal bajo los 35ºC provocado por una exposición a las bajas temperaturas efectivas.
Si la temperatura corporal desciende bajo los 33ºC la hipotermia es grave y puede provocar la pérdida del conocimiento y la muerte.
Viento fuerte, ropas mojadas o inmersión en el agua agravan los efectos del frío. También la mala alimentación, el agotamiento, el estrés, la ansiedad y obviamente el uso de ropa no adecuada.

Síntomas frecuentes
· Cambios súbitos de humor y energía.
· Falta de concentración y lentitud de las respuestas
· Pérdidas de coordinación motriz ( caídas y tropiezos)
· Temblores, palidez y ataxia ( pérdida de agilidad en extremidades)
Tratamiento.
· Proteger de nuevas pérdidas de calor.
· Proporcionar calor en axilas, muñecas, nuca, zona lumbar, muslos, pies.
· Administrar comidas o líquidos calientes, salvo té alcohol u otros diuréticos.
· Mantener los pies levantados para asegurar flujo de sangre al cerebro.
Tratar de no mover innecesariamente, pues la coagulación es mayor cuando la sangre está fría, lo que impone un mayor esfuerzo al corazón.

Congelamiento
Se produce cuando el frío intenso provoca la formación de cristales de hielo bajo la piel. Las partes más afectadas son las manos, pies y rostro (especialmente dedos, orejas y nariz) Pueden provocar importantes lesiones e incluso la pérdida de miembros y muerte.

Síntomas.
· Entumecimiento y hormigueos en la zona afectada
· Piel fría y de aspecto blanquecino como de cera o rosado.
· Piel endurecida, rígida, inflamada y con ampollas.
· Piel azulada o negruzca y finalmente el tejido muere lo que provoca infecciones, gangrenas
o muerte.
Tratamiento.
· Prestar atención a las narices y a las orejas blancas.
· Hacer muecas y mover los dedos para activar la circulación
· Calentar la zona afectada con calor corporal (si el tratamiento hace efecto, la piel enrojece y duele)
· El riesgo de que una zona congelada vuelva a congelarse es alto, así que debemos estar vigilantes.
· Quitar anillos, pulseras y cualquier prenda que constriña la circulación sanguínea.
· No frotar, ni manipular, romper ampollas, aplicar nieve ni fumar.

Ceguera por nieve
Se produce cuando la intensidad de los rayos solares, reflejados por el hielo y la nieve, especialmente cuando el sol está en lo alto (aunque también aparece en tiempo nublado), lesiona los ojos.
Se manifiesta con sensibilidad extrema a la luz, parpadeo, lagrimeo. Más adelante aparece inflamación, enrojecimiento, sensación de arenilla e incluso ceguera.
El tratamiento consiste en procurar oscuridad, vendando los ojos si fuera necesario. Si duelen, aplicar paños mojados sobre ojos y frente.

Buscando refugio

Elección del sitio para acampar
Suministro de agua. Derretir nieve o hielo es un proceso largo y que consume gran cantidad de combustible.

Peligros. Laderas con riesgo de avalanchas, árboles, pendientes expuestas a vientos son sitios a tomar en cuenta para NO acampar en ellos.

Refugios de circunstancia.
El propósito fundamental del refugio en zonas frías es retener nuestro calor corporal y el producido por otras fuentes de calor. Para esto es necesario que no hayan corrientes de aire y que el refugio no sea grande en exceso.

Cuevas de hielo.
Después del iglú, probablemente es el mejor refugio para zonas frías. Se necesita una pala u otro utensilio similar (un plato o un palo) con el que cavar donde haya nieve acumulada.
Se excava una cueva pequeña (mientras más grande mas difícil de calentar) con un lecho a 40 cm. por encima del suelo. Dos agujeros de ventilación, uno en los bloques que forman la puerta y uno en el techo.
La pala se guarda dentro, por si es necesario salir. Con una vela conseguiremos que la temperatura aumente algunos grados.

Trinchera.
Si no existe suficiente nieve para excavar una cueva, se puede hacer una trinchera, y cubrirla con bloques de nieve compactada o el material que se tenga a mano (tela, snowboard, etc.)

Cobertizo.
En las zonas donde no hay mucha nieve y si hay madera, podemos construir un cobertizo clásico con el lado inclinado contra el viento, además de un fuego y un reflector de troncos o piedras que refleje el calor hacia nosotros.

Viviendo en la nieve
La única forma de estar abrigado toda la noche es dormir en un saco que no esté húmedo y con ropas secas.
Al entrar al refugio hay que quitarse toda la ropa mojada y meterla en una bolsa plástica.
Inmediatamente debemos meternos en el saco de dormir.
Antes de empezar a cavar solo nos quedamos con la ropa mínima para protegernos y así mojar con el sudor la menor cantidad de ropa.
Hay que meter todo dentro del refugio, en especial la pala. Señalizar el refugio muy bien, por si salimos de él y dejar la pala fuera para poder volver a entrar.
Botas, ropa, agua y combustible son compañeros en la repisa del saco de dormir; fuera o en el piso, terminaran por congelarse.
Cocinar solo alimentos rápidos para no generar vapor que se condense y moje la ropa.

Orientación y desplazamiento.

Orientación elemental
Traslado de un rumbo a la brújula.
Probablemente es la forma de uso mas utilizada de las brújulas.
Primero se mide el rumbo en el mapa usando la brújula. Se sostiene el mapa plano y se calcula el rumbo a ojo para evitar errores de 180º.
En las brújulas tipo Silva, se gira el limbo hasta que las líneas de orientación sean paralelas a los meridianos del mapa y se lee el rumbo que señala la marca del rumbo.
En las brújulas militares se alinea el mapa y se marca el rumbo ( sumar o restar la declinación magnética)
Buscar un punto de referencia estático y visible en la línea del rumbo y avanzar hacia él.

Traslado de un rumbo desde la brújula al mapa (resección)
Buscar un elemento situado en ángulo recto a nosotros y que podamos reconocer en el mapa.
Apuntamos la flecha de dirección (Silva) o la mirilla(militar) hacia él.
Giramos el limbo hasta que la aguja apunte al Norte (magnético, para compensar la declinación.) (Silva)
Leer el numero interior (grados) y corregir la declinación (Militar) Se sitúa el lado largo sobre el mapa de forma que pase por el elemento que hemos elegido y se gira hasta que las líneas de orientación sean paralelas a los meridianos (Silva) o que la flecha norte se alinee a los meridianos (militar)

Retroazimut
Si el rumbo es de menos de 180º, se suma 180; si más de 180º, se resta (Militar)
Se le da vuelta a la brújula hasta que el extremo sur señale el norte magnético en el limbo que obtuvimos. Entonces la flecha de dirección señala el retroazimut o sea el camino de vuelta (Silva)

Técnicas de orientación natural.
Existen varios métodos que nos permiten encontrar el norte con mayor o menor precisión cuando carecemos de brújula. Los más eficaces son, probablemente, el reloj cuando es de día y las estrellas de noche y con el cielo despejado.

Método del reloj
Podemos valernos de un reloj análogo (de agujas) y de la posición del sol para encontrar el norte con facilidad.
Apuntamos la cifra 12 del reloj hacia el sol, y en la bisectriz que forma con la aguja horaria, se encuentra
el norte.



Por las estrellas
Por la noche, si está despejado, guiarse por las estrellas es eficaz y sencillo.
En el hemisferio sur debemos buscar la "Cruz del Sur", una constelación con forma de rombo o cometa. Si
prolongamos la longitud de la cometa tres veces y media, el punto imaginario que localicemos indicará siempre el
sur (Polo Sur Astronómico).



Por el sol
La salida y la puesta del sol también son una referencia. Sin embargo sólo lo hace por el punto exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre y si nos encontramos en terreno llano. El resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la referencia es sólo aproximada y debe complementarse con otros métodos.



Por la luna
La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el este y cuando está en menguante, hacia el oeste. Si tienes dudas para saber cuando está de una u otra forma, piensa que la luna "miente". Cuando tiene forma de "C" de "creciente", en realidad está menguando.



Con la sombra de un palo
Clavamos un palo en el suelo, marcamos el extremo de la sombra, dejamos pasar quince minutos y volvemos a marcar el nuevo extremo de la sombra, al unir estos dos puntos, la línea que obtenemos nos indicará el este y el oeste (el primer punto el oeste y el segundo el este). Al trazar una perpendicular tendremos el norte (cerca del palo) y el sur (más lejos del palo). Este sistema sólo nos permite tener una referencia aproximada. Cuanto más tiempo dejemos pasar entre la primera y la segunda marca y más próximos nos encontremos al mediodía, más
aumentará su precisión.



Signos naturales
Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.
En el hemisferio sur los musgos crecen en las zonas más sombrías y húmedas de los troncos y rocas, que suele corresponder a la cara sur. Si bien esto puede variar localmente a causa de un microclima particular.
También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al sur, por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.
Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del lado que reciben más sol (norte), aunque pueden darse factores que alteren este desarrollo.


Extracto de:
Curso Básico De Montaña
Escuela de Montaña del Ejército, 1989
Curso Mínimo Impacto
Curso Liderazgo En La Naturaleza
Escuela NOLS-Chile, 1989
Curso Básico De Supervivencia
Curso Monográfico Supervivencia En Nieve Y Hielo
Escuela de Supervivencia de Madrid, 1990